HISTORIA DE LA ESCULTURA DOMINICANA

Las primeras manifestaciones escultóricas del país datan desde tiempos de los taínos, artesanos por naturaleza, y prevalece con la manufactura a la manera taína de bateas, higüeros, hamacas, macutos y cestos, los cuales son piezas importantes de la artesanía dominicana actual.

La escultura dominicana empezó su desarrollo con la emigración de artistas e intelectuales españoles que, huyendo de la guerra civil española se establecieron en nuestro país. A través de su influencia nació la Escuela de Bellas Artes y desde entonces el arte dominicano ha dado frutos magníficos en pintores y escultores reconocidos tanto nacional como internacionalmente.

Lamentablemente, la escultura es un arte que no se ha difundido ampliamente en la República Dominicana a pesar de que existen muchos escultores dominicanos con una excelente producción artística.

    

Diversas situaciones han producido un letargo en el mercado de la escultura dominicana desde sus inicios, una situación remediable, ya que contamos con excelentes escultores de una vasta formación artística, unos que han sido inmortalizados por sus enigmáticas obras como Abelardo Rodríguez Urdaneta.

Están los discípulos de estos grandes maestros como Luis Martínez Richiez, Antonio Toribio y Domingo Liz.

Así encontramos otros distinguidos autores como Gaspar Mario Cruz, José Rotellini, Angel Botello Barros y Amaya Salazar, entre muchos otros artistas, que evocan con simpatía y gracia el arte de hacer cultura, marcando una huella indeleble en la historia artística de la isla.

  

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